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Rizartrosis o artrosis del pulgar

La artrosis de la articulación de la base del pulgar (rizartrosis) se produce por el desgaste o degeneración de la articulación de la base del pulgar (articulación trapecio-metacarpiana). Cuando el cartílago articular se lesiona se desarrolla la artrosis. Esto produce dolor en la articulación, inflamación de los tejidos que rodean la articulación y formación de osteofitos (salientes óseos en los márgenes articulares). El resultado es una articulación rígida y dolorosa, con su movilidad limitada.

¿Qué causa la rizartrosis

La rizartrosis se debe a la degeneración de la superficie cartilaginosa de deslizamiento de los dos huesos que forman la articulación. En algunos pacientes, una inestabilidad subyacente de la articulación puede contribuir al desgaste del cartílago y conducir a la artrosis. Las personas con rizartrosis pueden tener artrosis en otras articulaciones de la mano o de otras partes del cuerpo, o puede ser la única localización.

¿Cuáles son los síntomas de la rizartrosis?

La rizartrosis provoca dolor en la articulación que une el pulgar a la muñeca. Los síntomas incluyen inflamación y sensibilidad a la palpación. Algunas actividades como girar una llave, abrir un frasco, o asir objetos, pueden ser dolorosas. También puede haber dolor en periodos con más utilización de la mano, o con los cambios de tiempo. Se puede apreciar una prominencia ósea o bulto sobre la articulación, y puede ser difícil extender el pulgar.

¿Cómo se diagnostica la rizartosis?

Es conveniente que le explique al médico cuándo aparece el dolor, las actividades que lo agravan, o alguna lesión previa del pulgar. Durante la exploración, su médico forzará la articulación intentando reproducir los síntomas. Puede que mida la distancia entre el pulgar y el índice así como los movimientos de la muñeca y de las otras articulaciones del pulgar.

Las radiografías ayudarán a valorar la severidad de la artrosis. En la rizartrosis, puede haberse perdido el espacio articular, lo cual significa que puede haber inestabilidad o mala alineación de la articulación, y puede haber espículas óseas o calcificaciones de los tejidos blandos. Dado que muchos pacientes con rizartrosis tienen síntomas del Síndrome del Túnel Carpiano, su médico puede realizar pruebas para descartar éste (mediante la exploración o estudios electrofisiológicos).

Radiografía de una mano con rizartrosis del pulgar.

Tratamiento de la rizartrosis

Los síntomas mejoran con frecuencia con tratamiento no quirúrgico. El uso intermitente de una férula de inmovilización ayuda a mantener la articulación en reposo, y los antiinflamatorios pueden disminuir el dolor y la inflamación. También puede ser útil un programa de ejercicios para fortalecer los pequeños músculos que estabilizan la articulación. Su médico puede aconsejar una infiltración con corticoide dentro de la articulación para reducir la inflamación y mejorar los síntomas. Si los síntomas no mejoran, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para aliviar el dolor y mejorar la función del pulgar y de la mano.

La cirugía supone sustituir el hueso artrósico, un procedimiento llamado artroplastia. Se extirpa el hueso trapecio artrósico, y se toman tejidos blandos de la muñeca para estabilizar el hueso restante y crear un espaciador en la zona donde se ha extirpado el hueso. En los pacientes con inestabilidad de la articulación, pero con mínimos cambios artrósicos, puede recomendarse la estabilización quirúrgica de la articulación, pero sin artroplastia. Tras la intervención, el pulgar se mantiene en una férula o yeso durante tres a seis semanas (dependiendo de la técnica utilizada y de las preferencias de su cirujano). Tras la cirugía, la rehabilitación con la supervisión de un fisioterapeuta le ayudará a recuperar el movimiento y la fuerza de la mano. Tras la artroplastia , generalmente se tardan varios meses en recuperar la movilidad y fuerza completas de la mano.